Esta región se ha caracterizado, desde su formación hace poco más de una década, por un fuerte crecimiento urbano, principalmente en su capital regional. En paralelo, las localidades rurales, ya sea litorales o interiores, han decrecido y envejecido, y con ello se ha perdido un patrimonio, sobretodo inmaterial, de riqueza única. Formas de trabajo, recursos tan valiosos como la solidaridad y conocimientos sobre la naturaleza desaparecen a medida que las generaciones más jóvenes se fugan hacia las ciudades en busca de un imaginario de bienestar. El objetivo de este estudio es llamar la atención sobre las voces de estas comunidades que intentan no desaparecer y que viven en los entornos rurales, junto con dar a conocer sus preocupaciones y esperanzas respecto al futuro.