La región del Maule se caracteriza por ser, junto a la de O’Higgins, un territorio donde se concentra el desarrollo frutícola del país. Esto ha implicado un proceso de transformación del mundo rural, caracterizado por una vocación productiva agroindustrial. Lo anterior no ha estado exento de dificultades, tomando en cuenta las brechas en términos de pobreza y desarrollo humano que existen, siendo Maule la tercera región más pobre después de La Araucanía y Ñuble (Casen 2017).
Sin embargo, en este escenario es posible desplegar estrategias locales de desarrollo y articularse a los procesos globales de transformación productiva, a través de encadenamientos virtuosos donde la agricultura familiar campesina se constituye como un modelo de desarrollo local incipiente. Este estudio conoce y analiza dichas experiencias, en que las comunidades rurales han desplegado estrategias que les han permitido incorporarse en una variedad de sectores productivos, y aprovechar el potencial del entorno rural para el desarrollo del turismo y el encadenamiento productivo con otros sectores económicos.